Se necesita personal
La reacción contra inmigrantes y trabajadores no autorizados ha alcanzado un punto álgido, con la misma retórica antigua de que están "quitándole el empleo a los estadounidenses". El presidente Donald Trump ha planteado las medidas severas contra los trabajadores indocumentados como un fundamento de su administración. Pero la realidad, según los economistas, es que los inmigrantes representaban sólo el 17,1 por ciento de la mano de obra estadounidense en 2014, o unos 27,6 millones de trabajadores de 161,4 millones en total, y una pequeña porción (5 por ciento) eran inmigrantes indocumentados. Muchos inmigrantes reciben un salario bajo o son contratados por temporadas, en trabajos que otros a menudo no quieren; algunos son bien pagados en trabajos relacionados a la tecnología gracias a una visa, teniendo muchas habilidades que los estadounidenses carecen.
El Pew Center ofrece algunos números sobre trabajos con un alto número de trabajadores inmigrantes, aunque en otras industrias el efecto es anecdótico. En total, los trabajadores indocumentados representan alrededor del 3 por ciento del PIB, según un estudio del profesor del Colegio de Queens, Francesc Ortega, quien advierte que deportar a millones de inmigrantes indocumentados podría crear pérdidas de empleos, algo no visto desde la Gran Recesión.