Un cambio en el modelo de maternidad
Como madre soltera, pasé la mayor parte de la última década confiando principalmente en mí misma para salir adelante. Dicen que ningún hombre es una isla, pero me las he arreglado para funcionar como algo bastante cercano a una durante bastante tiempo, a veces manteniendo varios trabajos, pagando una hipoteca considerable, llevando a mi hijo a diferentes actividades cada día y completando innumerables tareas para mantener a flote a mi pequeña familia.
Sin embargo, durante todo ese tiempo, la sociedad seguía funcionando por en su totalidad, así que al menos podía confiar en los conceptos básicos que mantenían a mi mundo de madres solteras funcionando tranquilamente: mi hijo iba a la escuela todos los días para que yo pudiera trabajar y pudiera ir al gimnasio para ejercitarme regularmente y socializar con amigos de vez en cuando.
Como millones de estadounidenses, mi vida ha sido profundamente puesta de cabeza por la pandemia del coronavirus en cuestión de días. El distanciamiento social, el colapso de la economía, y el cierre de todo, desde gimnasios hasta escuelas y salones de belleza, ha sido surrealista en el mejor de los casos. Y aunque los últimos meses han sido desafiantes, desconcertantes y a veces francamente aterradoras, también han sido reveladoras e importantes. Me he asombrado de las formas, grandes y pequeñas, en que mi vida como madre soltera confinada en casa ha cambiado.
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